Empezamos a amar

Empezamos a amar no cuando encontramos una persona perfecta. Si no cuando aprendemos a ver perfectamente a una persona imperfecta.

Sabiendo esperar

En la vida hay un tiempo para todo, para nacer, para admirar todo lo hermoso que nos rodea, para aprender de nuestros errores, para llorar y para sonreír, lo importante es que no nos adelantemos y sepamos esperar por cada uno de esos momentos.

Has el bien

Cuando en la vida te encuentres haciendo algo que sabes es malo y te este saliendo bien, es motivo de preocupación, porque tarde o temprano descubrirás el horror que hay detrás de todo lo que hiciste o provocaste.

Cargando el pasado

Dos hombres iban caminando por el campo, al acercarse a un río se encontraron con una mujer que quería cruzar al otro lado, pero que no sabía como hacerlo, ya que no había ningún puente. El primer hombre se ofreció amablemente: –Si quieres podemos llevarte en brazos hasta el otro lado del río; y ella aceptó agradecida su ayuda. 

 Así que los dos hombres entrelazaron sus manos, la levantaron y la llevaron hasta el otro lado del río. Después de seguir sus caminos, uno de ellos de pronto se quejó amargamente; –¡Mira mi ropa! –dijo. –Está toda sucia de barro por haber cruzado a esa mujer, la espalda me duele y me siento muy cansado.

 El otro hombre simplemente sonrió y asintió con su cabeza. Más adelante, el segundo hombre se quejó nuevamente, ya no puedo seguir adelante, me duele todo, todavía siento el esfuerzo, dijo. 

 El primer hombre miró a su compañero, que ya estaba en el suelo quejándose y le dijo: –¿Te has preguntado por qué yo no me estoy quejando?, te lo diré: La espalda te duele, porque todavía estás llevando a la mujer en tus brazos, pero yo la bajé apenas cruzamos el río. 

 Así es como somos nosotros. Llevamos las cargas del pasado sobre nuestros hombros. Ponemos una caja llena de odios, frustraciones, resentimientos, envidias, celos y muchísimas cosas más que, con el pasar de los años, se hace más pesada, hasta que un día, como el hombre de la historia, nos duele hasta el alma por el tremendo esfuerzo.

Los días grises

Los hay, desde luego. ¡Y muy frecuentes! 

Hay días en los que brilla el sol y la vida sigue como siempre: las cosas no han cambiado, nada urgente nos falta en apariencia y sin embargo... Nos sentimos mal, como incompletos, como... insuficientes, como desalentados y extraños. 

Ese día en que abres los ojos y no sabes por qué, traes un desánimo que te nació en el sueño, que te brotó en lo alto de la noche y se filtró a tu alma gracias a quién sabe que asociaciones oscuras y angustiosas. 

Ese día en que te cuesta trabajo levantarte. ¡Ayer estaba todo bien! Ese día en que presientes que nada va a ir como tú lo deseaste, ese día que no tiene color, cuyas primeras horas son de laxitud, recelo o ligera zozobra. 

Ese día, es un día que nació gris. 

Nunca se puede evitar esto. La química de nuestro cuerpo, la inercia de nuestra psique, la reacción desconocida de factores internos a estímulos que no descubrimos todavía, nos quieren pintar este día de gris. Gris opaco. Gris depresivo. Gris pasivo. Gris marginal. 

Pero... Lo que sí puedes hacer, cuanto antes, es tomar tú mismo, tú misma, la decisión de activar tus propios pinceles y aprovechar ese gris neutro para inundarlo de figuras diversas: ¡Flechas verdes, curvas doradas, zig-zags blancos, puntos azules! 

Puedes convertir en unos cuantos segundos o minutos ese panorama triste en un deseo realizable, un canto que te estimule, un silencio que te hable. 

No hay días grises... ¡todos son iguales! 

Quien les da color eres tú. Quien es capaz de alegrarse con la lluvia o admirar la tempestad, eres tú. Quien se echa a llorar bajo un sol espléndido o un cielo maravilloso, eres tú. Porque no son los días los que te dan color. Eres tú quien puede pintar como desees, cada día. 

Si sientes que comienza todo gris... ¡Decídete y llénalo de color! 

Cierra los ojos. Respira hondo, piensa claro... ¡Y vive como nunca el día de hoy! 

¡Los mejores colores de la vida están siempre dentro de ti mismo! Abrir los ojos a otro día, es un regalo que no siempre vas a tener. 

Mis lágrimas son inevitables

Lloraré… porque sentir dolor no se puede evitar, tarde o temprano la vida me tratará mal.Pero sabré superarlo… yo puedo, tengo capacidad para ello.Puedo tener amor, puedo tener felicidad. Confío en mí, me acepto tal como soy. Yo sé que hay días en los que lágrimas derramaré, pero darán comienzo a un nuevo amanecer. 

Todos deberíamos aprender a llorar, saber que más de alguna vez te romperán el corazón y que nada es perfecto en el mundo real. Pero eso no es algo que te debiera entristecer sino lo contrario, pues por cada paso en falso que das, muchas más acertarás.No evitemos el dolor, no se puede, es inevitable sentirlo alguna vez.

No es malo sentir dolor, porque ayudará a que cuando llegue el amor y renazca la ilusión por lograr una buena relación, podamos reconocerlo y guardarlo como un gran tesoro. El amor que no das se pudre. 

No permitas que nadie te quite el amor de tu pareja, eres mucho más que una mujer enamorada: eres la mujer ideal para esa relación, te lo mereces.Mas no permitas que la vanidad te reste humildad, cuando encuentres el amor, atrápalo en tus manos y en tu corazón; no lo pierdas, lucha por aquel sueño, y si al despertar sientes que estás luchando contra la corriente, di: “Sólo está en ti mente. Yo puedo tener lo que quiero, lejos o cerca”. No importa la distancia o impedimentos que te estén separando de tu amor, lucha con todas tus fuerzas porque esas mismas fuerzas que inviertes, serán las que también le darás a él para seguir adelante luchando por ti. 

Confía en ti y en tus cualidades.El camino hacia la felicidad nunca ha sido fácil, siempre nos encontramos con piedras que nos hacen tropezar y muchas veces por cobardes dejamos ir y no tardamos mucho en preguntarnos “¿Y si mi amor estaba en esa persona?”.La cuestión es que si quieres ese amor, debes luchar, no importa cuantas trampas te pongan, tú sabrás sortearlas.

Nadie ha dicho que tener y conservar el amor de una persona sea tarea fácil: al contrario, es algo que se gana pulso a pulso. Si vale la pena, ¿qué haces ahí llorando?Tú ya no estás en esas etapas de la vida, eso es para los quinceañeros. ¡Mírate! Ahora eres una persona madura, elegante y sobretodo, tu rostro muestra la serenidad que sólo te da la paz interior que tienes. No busques afuera lo que llevas dentro de ti.Muchos te ofrecerán quimeras, sueños por un día o unos meses, NO. Eso sí que no…Tú mereces algo que sea para siempre, algo que sabes por lo que trabajarás y lucharás para que en un futuro tus ojos y los suyos se miren en solo horizonte y juntos sean un solo sueño, una realidad.No te mereces menos. —Y que nadie te diga lo contrario.A estas alturas de la vida ya nadie te dirá lo qué debes o no debes hacer, eso ya lo sabes tú. La vida, aun con todos sus obstáculos y tristezas, siempre vale la pena… lo mismo que el amor.Un día llegará una persona que tome tu mano y te diga “caminemos juntos” y te verás en sus ojos… Ese es tu amor, tu corazón te lo dirá.

Y finalmente podrás decir:Ha merecido la pena, me siento especial, me amo tal cual soy…El amor llegó a mí porque me supe valorar.